
El glorioso destino del hijo de Dios
El apóstol Juan nos recuerda una verdad profunda: los creyentes no solo somos hijos de Dios hoy, sino que seremos transformados cuando Cristo se manifieste. Esta promesa no es una metáfora, sino una realidad gloriosa que debería llenar de esperanza cada día de nuestra vida. En este estudio, exploraremos lo que somos, lo que seremos y cómo esa convicción impacta nuestra ambición, pureza y testimonio. Descubra con nosotros el glorioso destino que nos espera como hijos del Rey.