Perdonar no es simplemente pronunciar una oración; es demostrar con la vida lo que hemos recibido de Dios. En la enseñanza de Jesús, el perdón ocupa un lugar sorprendente y desafiante: no se trata de algo que podamos mantener en lo privado, sino de una realidad visible que transforma nuestras relaciones. Esta petición nos recuerda que, como hemos sido perdonados, estamos llamados también a perdonar. El desafío es grande, pero la gracia de Dios nos capacita para vivirlo cada día. Acompáñanos en este estudio, y aprendamos juntos cómo el perdón verdadero se convierte en una evidencia de nuestra fe.