Una de las cosas que siempre me ha fascinado es el estado de derecho y cómo funcionan los juicios para condenar o absolver al acusado. La ley judía, en particular, tenía pautas específicas sobre cómo debían llevarse a cabo los juicios. La violación de estas pautas debía considerarse una práctica ilegal y una injusticia. Pero eso no detuvo a los líderes judíos de llevar a cabo un juicio ilegal contra el Hijo de Dios.
El juicio ilegal de Jesús, según lo reportan los Evangelios, se evidencia de muchas maneras. Como he estado leyendo el libro Passionate about the Passion Week (Apasionado por la Semana Santa) de Will Varner, pensé en compartir algunas de sus observaciones sobre la naturaleza ilegal del juicio de Jesús. Aunque Varner señala que hubo muchos aspectos ilegales en el juicio, aquí hay algunos de los más destacados:
El juicio de Jesús fue ilegal porque se llevó a cabo en secreto y antes del sacrificio matutino.
La ley judía rabínica especificaba que los juicios debían celebrarse durante las horas del día, entre las ofrendas de la mañana y la tarde.
“Y allí permanecían en sesión desde el momento de la ofrenda diaria completa de la mañana hasta el momento de la ofrenda diaria completa al anochecer.” (b. Sanh. 88B)
“En casos de pena capital, juzgan el caso de día y lo concluyen al día siguiente.” (b. Sanh. 32A)
Sin embargo, los líderes judíos llevaron a cabo un juicio ilegal a Jesús, interrogándolo y condenándolo durante la noche.
El juicio de Jesús fue ilegal porque se concluyó en un solo día.
La ley judía incluía medidas contra decisiones apresuradas. Se estipulaba que debía haber al menos un día de separación entre el juicio y el veredicto.
“En casos de pena capital, juzgan el caso de día y lo concluyen al día siguiente.” (b. Sanh. 32A)
“En casos de pena capital, se puede absolver el mismo día, pero para condenar, se decide al día siguiente.” (b. Sanh. 32A)
Se requería tiempo para reflexionar sobre el caso, sin embargo, esto demuestra que para los líderes judíos no se trataba de hacer justicia. Era un esfuerzo por deshacerse rápidamente de alguien que consideraban un alborotador.
El juicio de Jesús fue ilegal porque la decisión fue unánime.
Según la ley judía, no podía haber una condena unánime en casos de pena capital.
“En casos de propiedad, todos [los jueces e incluso los discípulos] pueden argumentar tanto a favor de la absolución como de la condena. En casos de pena capital, todos pueden argumentar a favor de la absolución, pero no todos pueden argumentar a favor de la condena.” (y. Sanh. 4:4)
El juicio de Jesús fue ilegal porque la defensa debía hablar primero antes de que los acusadores presentaran sus cargos.
Al seguir el relato del juicio en los Evangelios, es evidente que Jesús guarda silencio durante todo el proceso hasta el final. Él, como los demás, sabe claramente que este juicio es una farsa y que es ilegal.
El juicio de Jesús fue ilegal porque debía haber dos o tres testigos que coincidieran en los detalles.
Al leer la narrativa, podríamos tener un breve momento de esperanza al notar que ningún testigo parece coincidir en sus acusaciones contra Jesús. Sin embargo, esta norma es ignorada por los líderes judíos, quienes declaran que ya no hay necesidad de más testigos (Mateo 26:65).
El juicio de Jesús fue una injusticia evidente, una farsa legal envuelta en apariencia de religiosidad. Pero detrás de cada irregularidad, detrás de cada violación a la ley, se desplegaba el plan soberano de Dios. Aunque los líderes religiosos buscaban deshacerse de Jesús, estaban cumpliendo —sin saberlo— las Escrituras que anunciaban al Siervo sufriente. Y es que el mayor acto de injusticia humana se convirtió en el mayor acto de redención divina.
Durante estas fechas, al recordar el juicio de nuestro Salvador, no solo veamos la maldad de los hombres, sino también la fidelidad de Dios y el profundo amor con el que Cristo caminó hacia la cruz… por nosotros.