Tito 3:4-7
Vivir la vida cristiana por gracia y no por nuestras obras nos recuerda que nuestra salvación no depende de cuánto hagamos, sino de cuánto Dios ya hizo por nosotros en Cristo. La gracia no solo nos salvó; continúa renovándonos y afirmando nuestra identidad en Él.
1. Tenemos un Redentor sobresaliente
Cuando todo lo que ofrecíamos eran vidas marcadas por el pecado, la bondad y el amor de Dios se manifestaron. Cristo vino a nuestro rescate, no porque lo buscáramos, sino porque Él vino a buscarnos.
¿Recuerdo cada día que mi salvación comenzó con la iniciativa amorosa de Dios?
2. Hemos recibido una redención que no depende de obras
Pablo enfatiza que no fuimos salvados por lo que hicimos, sino por Su misericordia. La salvación es un regalo completo, imposible de comprar o complementar.
¿Estoy intentando “ayudar” a Dios a salvarme o descanso plenamente en la obra de Cristo?
3. El Espíritu Santo nos renueva día a día
Más allá del nuevo nacimiento, Dios sigue obrando en nosotros, limpiando y transformando nuestra mente y corazón para parecernos más a Cristo.
¿Cómo puedo abrir espacio hoy para que el Espíritu Santo renueve mi manera de pensar y vivir?
4. Hemos sido justificados por gracia
Por medio de Cristo, Dios nos declara justos: nuestro registro de pecado fue borrado y sustituido por la justicia perfecta de Jesús. Nuestra identidad está segura en Él.
¿Vivo con gratitud y confianza, sabiendo que en Cristo mi pasado ha sido completamente perdonado?
Frase clave: “Tenemos un Redentor sobresaliente… hemos sido emboscados por la bondad y la gracia de Dios.”
Versículo para meditar:
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.” —Tito 3:5 (NBLA)
🎧 Escucha un estudio más detallado sobre este pasaje aquí:













