
Escapando de la tentación
Seguir a Cristo no significa caminar por un sendero seguro, sino avanzar cada día al borde del peligro. La tentación siempre está presente, y justo cuando pensamos que estamos más fuertes, nos damos cuenta de nuestra fragilidad. Jesús nos enseñó a orar con la conciencia de que solos no podemos resistir, y que necesitamos clamar a nuestro Padre para que nos guarde del mal. Esta petición final del Padre Nuestro es un recordatorio de dependencia, rendición y confianza. Descubramos juntos cómo hallar verdadera libertad al someternos a los caminos de Dios, que siempre son buenos, agradables y perfectos.