No faltan consejos para “quitar” la culpa; Jesús dio una petición breve que ordena el corazón. En esta enseñanza distinguimos entre el perdón que nos salva y el perdón diario que restaura la comunión. Veremos por qué no se trata de acumular méritos, sino de confesar “diciendo lo mismo” que Dios dice, y qué hábitos pueden ayudarte a orar con honestidad. Sin anticipar todas las respuestas, presentaremos ejemplos y una guía práctica para usar esta petición en situaciones reales. Acompáñenos y considere el siguiente paso para volver a disfrutar la cercanía con el Padre. Hablaremos de obstáculos comunes y de cómo retomar el camino con sencillez.